Norman Schultz murió antes de nacer. Cuando nació, en el año 1978, la partera dijo “...”, esto fue repetido varias veces durante su vida, primero por sus padres, luego por alguno de sus hermanos, y hasta algún amigo lo dijo, también.
Desde pequeño se destacó por su relación con el mundo de las letras, lograba acertar en el triángulo interior a una letra A, colgada en las esteras del aula del primer grado, del Instituto de Deformación Programada (Idepro), en la ciudad de Biliata, región de la Funasca, con su avión punta-larga, construido con hoja de tres perforaciones, y renglones casi paralelos. Si bien esto le trajo algunos problemas con las autoridades del establecimiento, Norman pudo granjearse una temprana fama entre sus congéneres, lo que le permitió destacarse como un tipo de personalidad precisa, con buena llegada, ágil y un tanto entregado a las artes del vuelo, sobre todo, en condiciones de enclaustramiento.
Su etapa de crecimiento transcurrió sin mayores acontecimientos, Norman se refugió en su mente durante los 15 años posteriores al egreso del Idepro, y a sus 26 años, tras haber transitado por los oficios mas diversos, como camillero en una clínica, cortador de fiambre en un supermercado, analista de destinos vacacionales de la zona oeste del gran Puerto Ahogado, soldador de dientes, y etc, escribió su primer obra. Se trata de un poema de clara tendencia minipulista, con estilo retórico y evocativo de las más antiguas tradiciones mesopotámicas, sin embargo, logra al mismo tiempo un claro tono mipriotico. El poema es de un verso, y reza:
“yo”.

Lo curioso, extraordinario y decididamente genial, de este potente autor que hoy nos convoca a leerlo sin más distracción, que la pausa para tragar saliva, es que la concepción de la obra y su publicación fueron parte de un mismo acto, sí, Norman se tatuó en su antebrazo izquierdo este inolvidable (sobre todo para él) poema, que lo acompañase en cada acción.
Indudablemente hablamos de uno de los artistas más impresionante de nuestros días, si John Lennon lo hubiese conocido, seguramente le habría dicho “ey, how are you?, si Fidel Castro lo hubiese invitado a Cuba, a fin de estrecharle la mano, seguramente habría comentado “Cómo estás tu chico?”, pero claro, esto no ha sido posible, por el curso que los acontecimientos tomaron en la in-vida de Norman, recordemos que murió antes de nacer, pues asumiendo esta responsabilidad, el 13 de octubre de 2004, Norman puso en práctica su decisión, asumiendo el destino que le ha tocado, se transfiguró en trazo, y desde entonces, desde el mundo del plano, del punto y la linea, nos hace llegar una y otra vez, alguna de sus formas, verán una de sus tantas manifestaciones adjuntadas a esta breve reseña, pero claro, cómo confiar en que aún mantenga esa forma, al momento de verlo, o si como las estrellas, es que aún vemos su luz, cuando ya no está ahí.